Hay un Dios eternamente autoexistente, el único que es el soberano creador y gobernante del cielo y la tierra. Él es infinito en poder y santo en naturaleza, propósito y atributos (Gen 1:1; Exod 3:14; Lev 19:2; Sal 90:2, 102:25-27; Isa 6:1-7; Jer 23: 23-24; Mal 3:6; Mateo 5:48; Hechos 17:24-25; 1 Juan 3:20).

Si bien hay uno, y solo uno, Dios, Él existe en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; cada uno ejecutando funciones distintas, pero armoniosas, y siendo cada uno igual en perfección divina y digno de todo honor, confianza y obediencia (Deut 6:4-5; Matt 28:19-20; Mark 12:29; John 14:6-27 ; Hebreos 1:1-3).